
Hay que reconocerlo. Cualquier enlace relacionado con ‘El Resplandor (The Shining)’, de Stanley Kubrick, comienza a ser un reclamo ineludible para este blog. Esa capacidad de fascinación que sublima la cinta del maestro del cine en la adaptación de la novela homónima de Stephen King resucita símbolos cinematográficos que anidan a través de la pesadilla acontecida en el Hotel Overlook; su complejidad laberíntica de vínculo sobrenatural y psicológica atribuyeron ciertos signos reconocibles en un esquema genérico convertido en referente icónico.

Una de las secuencias más recordadas del filme es aquella en la que Danny recorre los pasillos a lomos de un triciclo sobre una moqueta caracterizada por un emblemático mosaico modular. IKEA ha tomado la idea de esta secuencia con motivo de la inminente celebración de Halloween. En ella, un pequeño niño juguetea a circular también por los sinuosos pasillos de uno de estos grandes centros comerciales dedicados a la venta de muebles, menaje y accesorios de hogar. La similitud de esa percepción de un espacio siniestro compone la escenografía quijotesca e irracional que transmitía la naturaleza apócrifa del mencionado hotel maldito.
Este anuncio invita a un itinerario de espacios y estructuras que todos hemos recorrido y conocemos de primera mano. Sin embargo, en el fondo, recuerdan involuntariamente al mensaje que Kubrick quería transmitir por medio de aquel hotel en medio de la nada. Y es que los centro de IKEA son de por sí aterradores, capaces de propagar cierta insania y un componente de locura a todo el que entra en ellos. Imaginaos por un instante que tuvierais que quedaros al cargo de una de estas superficies durante un par de meses sin ningún tipo de comunicación con el exterior. Efectivamente, acabaríais como Jack Torrance, bloqueados, padeciendo un turbador trastorno de personalidad con tanta denominación sueca y escribiendo en un catálogo con esos lapiceros de madera “All work and no plays makes Jack a dullboy”.